Crítica salvaje a The Monuments Men


Por Miriam Gato (firma invitada)

Monuments Men... Como para olvidarlo. El título de la película se repite a lo largo de la misma unas seis u ocho veces por si se nos olvida, pero remontémonos al principio.

Comenzamos con una interesante premisa: Europa está en guerra y el fuego cruzado entre aliados y alemanes está destruyendo el arte. Alguien debe proteger las obras —lo más importante es el retablo de Gante—.

Estos son los Monuments Men, un grupo de conservacionistas que haciéndose pasar por soldados, evaluarán las obras que deberán ser protegidas por los ejércitos aliados.

Eso es lo que se nos dice. Sin embargo la premisa va evolucionando desde «elegimos qué protegemos y qué no» a otra premisa mucho más interesante: «vamos a recuperar las obras robadas y devolvérselas a sus dueños.»

La primera media hora de la película era totalmente prescindible si hubiesen hecho una buena película.

 Es decir: No nos interesa cómo George Clooney da una charla para convencer a —nosabemosquien— de que le de permiso para proteger el arte, ni necesitamos ver su adiestramiento como soldados, ni las charlas que tienen esperando alguna pista sobre dónde estarán las obras de arte robadas.

Es más, lo único que se salva de la primera parte es Cate Blanchett. Desde la media sonrisa que pone cuando se entera de la llegada de un nuevo camión de obras de arte hasta el momento en el que ve cómo se aleja el tren lleno de cuadros, grita amenazante al alemán que se los lleva, el alemán le dispara desde el tren según este se aleja y ella impasible en el andén ni se inmuta. (Tampoco se despeina). Y lo único que piensas es «¡Qué huevos tiene! Esta sí que protegería el arte.»

Mientras Cate Blanchet está poniendo su vida en peligro George Clooney recluta hombres.
Un Matt Damon, un alcohólico, un ratón de biblioteca con mala leche, un hombre tranquilo, un gordito simpático y un francés.

DIÁLOGOS

En este momento concentraba mi mente en memorizar diálogos porque eran muy malos, para poder contároslos y criticarlos como dios manda. Resalto frases que me hicieron pensar en que si Van Gogh estuviera en el cine, se arrancaría la otra oreja. Yo casi lo hago:

Más tarde, misma escena….

El Gordito Simpático se arrastra por la pista americana mientras otros soldados disparan balas a la altura de los alambres de espino.

Y para que veáis que me esforcé, aquí una muestra del nivel de diálogos que debía haber mantenido la película durante las dos horas y que me hizo pensar sobre la importancia de no querer mucho a los personajes porque por lo que parece, cuanto menos importantes son mejor diálogos hacen:

Como he dicho las escenas de Cate Blanchett son de otro nivel… al menos al principio. Luego, cuando sin motivo pasa de odiar a Matt Damon a quererle locamente y volverse una francesa ligerita de cascos ya flojea. Yo habría propuesto a Megan Fox para el papel porque el trastorno bipolar ya se lo trae de casa.

Una vez me di cuenta de que era imposible y una pérdida de tiempo intentar memorizar tanta basura expositiva me concentré en intentar desliar las líneas argumentales y averiguar exactamente qué le falta a la película o por qué falla.

Primero: Los discursos de George Clooney.

Son muy bonitos y te explican por qué es importante proteger el arte pero se los saca de la manga, los da sin motivo ni razón y lo hace a lo largo de toda la película. Además luego otros personajes son poseídos por su espíritu y se dedican a hacer lo mismo.

 Segundo: El conflicto. No hay.

La trama son unos americanos que van a Europa a buscar arte y se dedican a esperar pistas. Les llega una pista de dónde han escondido los alemanes las obras de arte, van y las encuentran. Fin. No se enfrentan a nadie. Ni siquiera parecen enfrentarse al tiempo que corre en su contra.

Tercero: Varias líneas argumentales.

Por si fuera poco que no pasase nada en una, no pasa nada en varias. Son un montón de hombres que se separan y van a distintas ciudades a proteger o encontrar arte importante:

  • Matt Damon se va a París para tratar de sonsacar algo a Cate Blanchett.
  • El Francés y el Gordito Simpático van a otro pueblo.
  • El Alcohólico, obsesionado con la virgen y el niño de Miguel Ángel se va a Gante, otros van a distintos puntos.
  • Pero no encuentran nada y no les pasa nada.
  • Salvo al alcoholico que muere por idiota en un ejercicio de suprema estupidez porque escondido estaba mejor.
  • Clooney se dedica a coordinarlo todo no sabemos muy bien desde donde.

Lo bueno de que el alcohólico muera es que «ahora es personal».

(BIEN —pensé— ahora sabemos qué quieren.)

Lo importante no es el retablo de Gante, lo importante es encontrar la Virgen con el Niño, ahora empieza la peli, esta es su prioridad etc, etc, etc…

(Era como debía haber seguido… pero no fue así).

Durante una hora y 15 minutos (miré el reloj) se han dedicado a deambular por Europa. ¡Mochileros! Y la única dificultad que se encuentran es que… Hitler redacta la doctrina Nerón: «Si yo muero o perdemos la guerra, quemadlo todo.»

Y de repente pasa algo…

Cuarto: Deus ex machina.

Al Hombre Tranquilo se le pica una muela y van al dentista. Todos sabemos cómo les gusta hablar a los dentistas. Este en concreto comenta que su sobrino estuvo de soldado para Hitler, pero que es un buen chico y que le interesa el arte. Así que el Hombre Tranquilo y el Ratón de Biblioteca son invitados por el sacamuelas a la casa de campo de su sobrino que, ¿cómo no?, Tiene la casa llena de obras de arte y ¡OH QUÉ CASUALIDAD! es el alemán de bigote que disparó a Cate Blanchet.

Obtienen una pista de dónde están las obras de arte. Van y las encuentran. Un montón de ellas, pero no las importantes.

La película no puede acabar todavía así que falta encontrar algo más.

Cate Blanchett al ver la buena fé de Clooney y amigos por pillar al alemán de bigote que le disparó, decide confiar en Matt Damon y decirle dónde cree ella que han escondido las obras de más renombre. Acierta. Van y las encuentran. Pero de la Virgen con el Niño y del Retablo de Gante, ni rastro.

No se lo había dicho antes porque los rusos están haciendo lo mismo que ellos solo que los rusos se quedan con las obras de arte para ellos. ¡Qué malos son los rusos! Esto no lo considero spoiler sino más bien un detalle sin apenas importancia.

Total que el Gordito Simpático y el Francés van en coche de una ciudad a otra y se pierden. Consultan el mapa en medio de la carretera y no sabiendo muy bien por dónde ir, se van por una carretera secundaria.

El Gordito Simpático para el coche. El francés ha visto un caballo que le gusta en medio del campo.

¡OH QUE CASUALIDAD! Se han parado en un claro del bosque donde de un lado están los alemanes y del otro los aliados. Vamos, un campo de batalla. El francés muere, claro (por insinuar que en Londres no hay arte, ¡le cae bien empleado!)

De repente una escena sacada de la manga por arte de magia. En ella los alemanes empiezan a quemar en un escondrijo secreto las obras de arte. Esta escena no tiene el dramatismo que se busca. Yo la habría eliminado para que luego fuera más impactante lo siguiente.

Los Monuments Men van de escondrijo en escondrijo recogiendo arte. (Porque en cada escondrijo hay un papel donde dice dónde está el otro escondrijo).Se encuentran un escondrijo con todo quemado y no se ve ni una triste emoticono que exprese el dolor que sienten. Bueno sí, el Ratón de Biblitoteca coge un marco sin quemar y lee «Picasso».

No emociona porque como nosotros ya hemos visto lo que pasaba en la escena anterior no nos sorprende. Es redundante.

Yo habría eliminado la escena de la incineración y habría saltado directamente aquí, a la sensación de «Hemos llegado demasiado tarde».

Así según está es redundante y abusar de las emociones les resta emoción. Paradójico ¿verdad? A todo esto, en este escondrijo lleno de cuadros quemados, Matt Damon pisa una mina. ¿Ha vuelto a Elysium?

(…) Pero sabemos que nadie va a morir porque todos sus amigos deciden quedarse con él y si mueren todos de golpe sería un filmus interruptus.

Eso no puede ser porque aún queda media hora de peli.

Total que como último recurso se van a un pueblo donde creen que pueden esconderse las obras que faltan y en el camino alguien les dice que…

¡La guerra ha acabado!

Pero llegados a este punto nadie parece alarmarse o asustarse o acordarse de la doctrina Nerón que por lo que acabamos de ver ya está en marcha. Nadie se asusta pensando ¡DIOS MíO!, ¡EL RETABLO DE GANTE! ¡DEBEMOS SALVARLO! ¡SABEMOS QUE ESTÁ EN ESTE ÚLTIMO ESCONDRIJO PORQUE LO PONE EN ESTE LIBRO DE REGISTRO! ¡Y LO VAN A DESTRUIR!

No, nadie se asusta por esto.

Se asustan porque ESA PARTE LE CORRESPONDE A LOS RUSOS QUE VIENEN MAÑANA y se lo van a quedar para ellos solos. De verdad que los rusos son el enemigo, el antagonista, el rival más poderoso que he conocido nunca…

(…) porque infunden un terrible pavor y lo único que hacen durante todas sus escenas es conducir. Os lo juro. ¡Sólo conducen!

Total que estamos en un deadline de esos para crear tensión en la película, pero no lo consigue.

Los Monuments Men rebuscan en el escondrijo y encuentran el Retablo y la Virgen. PERO LOS RUSOS ESTÁN CERCA.— ¿Cómo enlentecer su marcha para que George & Co. se lleven sus obras antes de que lleguen? Muy fácil, el guionista ha decidido sacarse de la manga un coche quemado que interrumpa su camino…

Así. Sin más.

Ataque de ira

¿PERO QUIÉN COJONES HA ESCRITO ESTA PUTA MIERDA DE GUIÓN INCOHERENTE ! y ya puestos ¿POR QUÉ COJONES EN VEZ DE UN COCHE NO PONE UN ÁRBOL EN MEDIO DE LA CARRETERA? ¿O HACE QUE LOS RUSOS SE DETENGAN A ESPERAR QUE PASE UNA FAMILIA DE PATOS?

De hecho esto de la familia de patos habría sido mejor. Al menos habría dado comedia y profundidad de personaje…»Los rusos roban, pero les gustan los patos». ¿Cuack?

Total que los Monuments cogen sus cosas y se van no sin antes dejar a la entrada del escondrijo una superbandera americana para que los rusos sepan quién manda.

Sexto: Es una película sin género.

No es comedia aunque tiene chistes, no es cine bélico porque no hay escenas de guerra, no es película romántica porque no hay ni un besito de buenas noches, no es película de acción porque conducir de un pueblo a otro no se considera acción, no es drama porque nada está dramatizado…  Salvo los tiros a Cate Blanchett y Matt Damon colgando un cuadro, pero esto último no está suficientemente bien usado.

Tampoco es thriller psicológico porque nadie tiene tensión mental, ni película de espías porque aquí nadie busca pistas. Ni western, porque no llevan sombrero. Solo cascos. Vamos que si no encaja en ninguna categoría de las de cine…igual es que no merece llamarse cine.

Séptimo: La voz misteriosa

A mitad de la película empiezan a aparecer voces en off del alcohólico.

Su voz nos lee la emotiva carta que le escribe a su padre antes de morir mientras le vemos muerto ya.

Y de George Clooney que no dice más que chorradas expositivas e innecesarias.

Dicho esto soy perfectamente consciente de que el guión es de George Clooney. Lo siento George, si no me gusta, no me gusta. La pena es que Matt Damon, que tiene un Oscar al mejor guión original no demuestre que lo mereció.

Empiezo a pensar que fue Ben Affleck el que escribió Good Will Hunting y que Damon simplemente hizo la edición y lo llevó a imprimir.

¡Ah! He protegido la parte de la película que más me gustó porque «tenía que ser así, pero no lo vi venir». Los escondrijos. Habría que haber jugado un poco más con ellos pero bueno, visto lo visto…

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Miriam Gato dice de sí misma:

Lo de «Gato» no es un mote. Es mi segundo apellido y he sido víctima de  burlas en el instituto, un gran reclamo mientras estudiaba veterinaria en León y un buen nombre artístico durante mi época de monologuista. 

A mis compañeros en La Factoría de Guión, más preocupados por las críticas constructivas a las que mi pasión/orgullo/vehemencia sometía a sus guiones, no pareció importarles.

Los gatos —quien tenga gato lo sabe— son animales llenos de contrastes. Por eso al Premio de Investigación San Francisco de Asís del Colegio Oficial de Veterinarios de Zamora hay que sumar el del Certamen Etnomed de Guión, el de Finalista en el de Monólogos en Bembibre y algún otro de poesía y prosa en mi más tierna infancia.
Yo achaco este contraste a la naturaleza curiosa por la que algún día acabaré muriendo pero en el camino tengo la sana intención de cambiar el mundo, vivir del cuento —o mejor aún, de lo que cuento— y ganar algún premio que como yo, trate de unificar las ciencias y las letras en una única estatuilla.»

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