Qué bello es vivir, pero un pomo lo jode todo


El pomo de una baranda puede conducirte al suicidio

Cuando somos niños vemos un drama en un problema pequeño. Cuando somos adultos aceptamos que las cosas son como son. Quien no lo acepta va al psicólogo o busca el consuelo en el alcohol, las drogas, lo esotérico…

Soportamos un problema y otro y otro… y cuando tenemos una montaña podemos empezar con la Valeriana, continuar con el Orfidal y acabar con el Trankimazin. Por la mañana nos levantamos con la decisión de seguir adelante:

“Esto no puede seguir así… así no se puede estar toda la vida”.

Entonces ocurre un accidente tonto (algo que se cae, algo que se rompe, algo que se pierde), cogemos un berrinche terrible y queremos morirnos o partirle la cara a alguien: hemos llegado al límite.

Qué bello es vivir

Esto lo entendieron muy bien los guionistas Frances Goodrich, Albert Hackett y Frank Capra cuando escribieron QUE BELLO ES VIVIR.

Thomas Mitchell es el tío de James Stewart. Mitchell acaba de perder en la calle el dinero de la empresa antes de ingresarlo en el banco (2000 dólares de 1946). James Stewart puede ir a la cárcel por malversación de fondos. Cuando regresa a su casa encuentra un panorama que pondría de los nervios a cualquiera… Uno de sus hijos ensaya al piano una melodía navideña; otro hijo no para de preguntar cómo se escriben ciertas palabras; la más pequeña da la lata —como es su obligación— y otra hija tiene principio de pulmonía y duerme en la cama.

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Donna Reed, la esposa de James Stewart, le pregunta qué le pasa. James Stewart miente: “Todo va bien”. Cuando se harta del piano, del niño preguntón y de la pequeña, se queja, pero pronto recupera la calma.

El pomo de madera que colma el vaso

Stewart sube para ver a la niña con fiebre, se lleva en la mano el pomo de la baranda y pierde la poca serenidad que mantenía. Quiere coger el pomo y estrellarlo contra el suelo…

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El pomo en la mano es la gota que colma el vaso… James Stewart no puede más y está dispuesto a pactar con el diablo y tirarse al río.

Atento a las pequeñas cosas: pueden hacernos perder los papeles.