La estética práctica es una serie de técnicas de interpretación creadas por David Mamet y William H. Macy que pueden ayudarte en la reescritura de guiones.
Introducción
La Estética práctica es un método de interpretación creado por Mamet con Macy conjugando las enseñanzas de Stanislavski, Sanford Meisner, Aristóteles y el filósofo estoico Epicteto.
Aunque la Estética práctica está enfocada en la actuación, ofrece herramientas útiles para el análisis de guion y la reescritura. De hecho, Mamet ha expuesto los principios en artículos y libros sobre escritura de guion y dirección de cine, y también en la carta —famosa en Hollywood— que Mamet envió a los guionistas de la serie The Unit.
Mamet y Macy crearon la Estética práctica para que los actores trabajaran las escenas sin realizar una inmersión en la mente del personaje como propone el Actor’s Studio. Mamet pretende que las escenas fluyan de manera natural sin rememorar viejos sentimientos: los personajes quieren algo AQUÍ Y AHORA.

Las tres preguntas de la Estética práctica
Mamet considera que tras el primer borrador de una escena conviene plantearse:
- ¿Qué quiere un personaje que haga otro personaje (en este momento)?
- ¿Qué pasa si no lo consigue?
- ¿Por qué lo quiere ahora?
(Años después, Mamet añadió una cuarta pregunta dirigida a los actores: «¿Qué significa la escena para mí?»)
Para Mamet, las tres primeras preguntas ayudan a enfocar la escritura en el drama, la fuente de las emociones: «El drama es la búsqueda del héroe para superar obstáculos que le impiden alcanzar un objetivo concreto».
Mamet considera que la información y la narración no son dramáticas, aunque abre una puerta en el libro Una profesión de putas:
«Si descubres [en un guion] que una cosa no se puede explicar más que mediante la narración, es casi seguro que esa cosa no es importante para la historia».
Ese CASI es importante. Recordemos el relato de Clarice Starling acarreando el corderito. La narración ayuda a entender por qué la joven agente del FBI está obsesionada con rescatar a la chica del agujero. Por otro lado, la narración de Starling es el resultado de la manipulación de Anibal Lecter. Recordemos que el psiquiatra caníbal tiene como objetivo-pasatiempo jugar con las mentes ajenas.
11 propósitos que puede tener un personaje
Ante la duda sobre qué quiere el personaje en la escena Mamet propone 11 objetivos:
- Conseguir que alguien acepte formar parte del equipo o grupo.
- Conseguir que otro personaje acepte o acate unas reglas o normas.
- Dejar claros los límites en una situación.
- Conseguir que alguien acepte un riesgo.
- Dejar claro una propiedad («me pertenece») o competencia propia («me encargo de ello») a otro personaje.
- Dejar claro a otro personaje cómo funcionan las cosas.
- Conseguir que otro personaje conozca una verdad que lo ilumine.
- Atraer la atención o engatusar con una historia simple.
- Llegar al fondo de algo.
- Cerrar un trato.
- Conseguir la ayuda de alguien para salvar una situación difícil.
Los personajes en el aquí y ahora
Dicho de manera coloquial, la Estética práctica significa que los personajes quieren algo AQUÍ Y AHORA. Esto conduce a la escritura de diálogos naturales, inmediatos y sin florituras, como H. Macy expone en el vídeo siguiente subtitulado por Vero Segura en YouTube.
Este AQUÍ Y AHORA influye en la escritura de diálogos.
¿Cuántas veces no escuchamos en una película o serie de televisión a dos actores intercambiando parrafadas de manera apresurada sin más propósito que soltar las líneas? En los ojos de los intérpretes vemos que están esperando que llegue su momento de hablar. La desconexión emocional entre los personajes es tan evidente que no es necesario ser un crítico agudo para percatarse.
¿Qué ocurriría si los personajes estuvieran en el AQUÍ Y AHORA? Los personajes tendrían dudas, se interrumpirían, completarían uno la frase del otro, meditarían en silencio una respuesta o un ataque… Es lo que se conoce como el MAMET SPEAK o estilo de diálogos de Mamet.
Esto no quiere decir que Mamet huya de los diálogos largos, pero estos tienen un fin. Mamet no escribe palabras vacías para rellenar páginas. Un ejemplo lo encontramos en Glengarry Glen Ross: Alec Baldwin interpreta a Blake, un agresivo jefe de ventas con tendencia a los discursos largos pero acelerados con un objetivo: en cada línea presiona a los vendedores.

BLAKE
Este reloj cuesta más que tu coche.
Gané 970.000 dólares en comisiones
de ventas el año pasado. ¿Cuánto
ganaste tú? Ves, amigo, eso es lo
que soy, y tú no eres nada. ¿Eres
un buen tipo? Me importa una mierda.
¿Buen padre? Que te den. Vete a casa
y juega con tus hijos. ¿Quieres
trabajar aquí? ¡Vende! ¿Crees que
soy muy duro contigo? ¿Crees que te
trato como una mierda? ¿Crees que
trato como una mierda, hijoputa? Si
no puedes aguantar esto, ¿cómo vas a
aguantar que te rechace de un cliente?
¡Si no te gusta, vete! Puedo salir
esta noche con los contactos y la
información que tienes y ganar
15.000 dólares. ¡Esta noche! ¡En dos
horas! ¿Puedes? ¿Puedes tú? Ve y
haz lo mismo. ¡Enfádate, hijo de
puta! ¡Enfádate! ¿Quieres saber lo
que se necesita para vender
propiedades? ¡Hay que tener los huevos
de hierro para vender propiedades!
Vayan y hagan lo mismo, señores. El
dinero está ahí fuera. Si lo recoges,
es tuyo. Si no lo hacen, no me da pena.
¿Quieren salir a esos sitios esta
noche y vender? ¡VENDAN! Es tuyo.
Si no, vas a estar limpiando mis
zapatos. ¿Y sabes lo que dirás con
un montón de perdedores en un bar?
"Oh, sí. Yo era un vendedor. Es un
trabajo de mierda". Estos son los
nuevos contactos. Estos son los
contactos de Glengarry. Y para ti
son oro, y no te los doy. ¿Por qué?
Porque dártelos es tirarlos a la
basura. Son para los que venden.
Te desearía buena suerte, pero no
sabrías qué hacer con ella si te
la dieran.
Glengarry Glen Ross. David Mamet.
Cuando el guionista se pone en el AQUÍ Y AHORA visualiza la escena dentro de la cabeza o la interpreta para sí mismo en lugar de dejarse arrastrar por las palabras para evitar que los personajes hablen en el vacío o de sí mismos. Los personajes hablan a otros para conseguir sus propósitos, aunque sea atraer la atención para obtener un cumplido.
Realmente, la Estética práctica despierta la parte de intérprete que todo guionista tiene en su cabeza. Como Rod Serling escribió:
«Los guionistas somos actores que representamos los textos en el escenario de la bóveda del cráneo».