Escribir diálogos: la palabra justa


Escribir diálogos significa buscar la palabra justa, la que es adecuada para la escena y para el personaje.


Gustave Flaubert tenía una obsesión: encontrar la palabra justa (le mot juste) que pudiera reflejar un pensamiento o un estado de ánimo. En el guion también se busca la palabra justa, aunque la intención es distinta. En un guion buscamos las palabras que:

  • Refuerce el género y el tono del guion.
  • Sea adecuada a la época en la que transcurre la historia.
  • Refleje las características del personaje.
  • Sea concreta y visualizable al instante a no ser que el personaje hable de forma enrevesada o poco clara.
  • Resuene en los sentidos y la imaginación.

Género y tono

El teórico de cine Ira Königsberg define así género en su Diccionario técnico de cine así:

«Grupo de películas que presentan tramas, tipos de personajes, escenarios, técnicas fílmicas y temas reconociblemente similares».

Según esta definición, podemos identificar en las tramas principales de las historias los siguientes géneros:

  • Acción.
  • Animación.
  • Bélico.
  • Ciencia ficción.
  • Comedia.
  • Crimen.
  • Dramático.
  • Fantasía.
  • Histórico.
  • Musical.
  • Terror.
  • Romántico.
  • Thriller.
  • Western.

Además, dentro de cada género, reconocemos tramas, tipos de personajes y temas similares. Por ejemplo, en el género de terror, se pueden distinguir subgéneros como películas de zombis, de vampiros o de casas encantadas, entre otros.

El tono también es importante para definir una película de subgénero. Por eso, se pueden encontrar:

  • Comedias románticas, donde el humor y el romance caminan juntos, como en Cuando Harry encontró a Sally o Pretty Woman.
  • Comedias dramáticas, donde el humor edulcora el drama del protagonista, como en Intocable, Rain Man o Mejor… imposible.
  • Comedias negras, donde el humor se recrea en la violencia, la muerte, la escatología y las drogas, como en Fargo, Trainspotting o La trilogía Cornetto.

Cada subgénero desarrolla un tipo de diálogo específico. Por ejemplo, una historia de fantasmas en el moderno Nueva York puede ser un drama minimalista como El sexto sentido (1999), o una comedia de fantasía con diálogos desenfadados e incluso absurdos como en Cazafantasmas (1984). A continuación, se detallan con ejemplos las diferencias entre ambos tipos de diálogos.

Diálogo de comedia de terror

DANA [SIGOURNEY WEAVER]
Esta voz dijo "Zuul" y cerré de
un portazo el frigorífico y me
fui. Eso fue hace dos días y no
he regresado.

PETER [BILL MURRAY] 
Generalmente, uno no ve ese 
comportamiento en un gran 
electrodoméstico.

DANA
¿Qué cree usted que fue?

PETER
¡Si supiera eso, no estaría 
aquí!


Los Cazafantasmas (1984) guion de Dan Aykroyd y Harold Ramis

Los guionistas de Los Cazafantamas no pretenden inquietar con monstruos al público. La comedia remarca qué absurda y cómico es que una heladera esté hechizada o poseída:  

«Cerré de un portazo el frigorífico», dice Weaber.

No esperamos una nevera embrujada. Estamos acostumbrados a que las voces recorran una mansión gótica o un hospital mental abandonado o un bosque denso.

Murray remarca la estrambótica situación con falsa solemnidad:

«Generalmente, uno no ve ese comportamiento en un gran electrodoméstico».

Generalmente y gran electrodoméstico (major appliance en el guion original) son palabras con un propósito específico: Murray da a entender que un gran electrodoméstico no suele comportarse como el frigorífico de Weaver, aunque sí un pequeño electrodoméstico. Esta apreciación de Murray remarca lo absurdo del relato de Weaver y, por tanto, apoya la comedia.

Finalmente, Murray termina expresando su incapacidad: «¡Si supiera eso no estaría aquí!»

El investigador paranormal haría preguntas o expondría una teoría o se mantendría en silencio tomando notas.

Esto no significa que el terror puro rechace el humor, pero este humor funciona como descanso para el público como en Tiburón (1978) o el cine slasher donde los jóvenes protagonistas bromean antes de convertirse en víctimas.

Diálogo de terror psicológico

Ahora, compara el diálogo de Los cazafantamas con el tono drama contenido de El sexto sentido:

MALCOLM [BRUCE WILLIS] 
Quiero que pienses en lo que te 
gustaría lograr en el tiempo que 
pasamos juntos. Cuál debería de 
ser nuestra meta.

COLE [HALEY JOEL OSMENT]: 
¿Algo que yo quiera?

MALCOLM
Si pudieras cambiar algo en tu 
vida, cualquier cosa, ¿que sería?

COLE
En lugar de pedir algo que quiera, 
puedo pedir algo que no quiera.

MALCOLM 
De acuerdo.

COLE 
No quiero tener miedo nunca más.

El sexto sentido (1999). Guion de M. Night Shyamalan.

Recordemos que Willis ejerce como psicólogo. Su tono es profesional y cercano a la vez. Está interesado en el progreso de Joel y para ello usa estas palabras: lograr, meta, cambiar.

Por su parte, Joel expresa lo que no desea: «Algo que no quiera» y «no quiero tener miedo». Esto es propio de una persona que sufre. Joel sufre. Ver muertos no es agradable. Y la presencia del psicólogo tampoco lo es, aunque él no es consciente de su estado.

El tono de El sexto sentido es inadecuado para Los Cazafantamas y viceversa.

La época histórica

Debes ajustar el diálogo a las ideas, la tecnología, la jerga y los conocimientos de la época que retrata la historia.

Suena extraño escuchar en historias de época expresiones como «piensa en positivo» o «educación emocional» o «catástrofe ambiental».

Un problema específico es mencionar tecnologías de los últimos diez años en guiones ambientados en los 80 y 90. Para evitar anacronismos conviene recurrir a Wikipedia.

Las características del personaje

Cada personaje se expresa conforme a:

  • Edad.
  • Su personalidad.
  • Estudios.
  • Experiencias vitales.
  • La experiencia adquirida dentro de la historia.
  • Las intenciones.

Palabras sencillas

Respetando el género, el tono, la época y los personajes, es posible optar entre palabras poderosas y tibias. Las palabras poderosas son aquellas que de manera inmediata visualizamos al leerlas u oírlas:

«La niña da una patada a la pelota».

La frase de arriba no crea dudas a la mente: imaginamos a la niña, la pelota y cómo da una patada a la pelota. La frase se atiene al principio de la palabra justa.

Esto parece simple. Ahora, pensemos que cada página de guion tiene más o menos 10-15 frases con información.

Las palabras vagas, abstractas o la jerga técnica o científica especializadas son difíciles de visualizar. Por ello, en lo posible, escoge palabras CONCRETAS.

En palabras del novelista George Simenon:

«Cuantas más palabras uses, menos posibilidades tienes de ser comprendido […] hay que usar pocas palabras abstractas; más palabras como mesa, nube y cama, y menos palabras como sublime o exteriorización. Es por eso, seguramente, que mis libros se traducen a un centenar de lenguas».

Simenon escribió más de 400 novelas gracias a su tesón y al empleo de un vocabulario restringido a 2000 palabras comunes. En los guiones, las palabras concretas son aún más necesarias.

Por ello, es preferible un diálogo como el siguiente:

«Era una bestia larga como un autobús».

A este:

«Era una bestia de 11 metros de largo».

11 metros es una magnitud que no visualizamos a diferencia de autobús.

Preferir palabras comunes y conocidas por el gran público no significa rechazar la jerga científica o profesional. Las historias de médicos, abogados, científicos o hackers emplean jerga que el gran público desconoce, pero esta jerga por lo general no cimenta la narrativa. El drama se construye con los propósitos de los personajes, las intrigas, las traiciones, los romances, los desacuerdos y la violencia.

Por esto, cuando un hacker trabaja no es raro que exprese cómo se siente o qué consigue (en negrita):

HACKER 
Acabaremos con FUTURELINK. Con SQLMap 
descubriré vulnerabilidades de inyección 
SQL de su página web y me haré con los 
datos confidenciales del servidor de la 
base de datos. Ja. Ya está. Ahora 
controlamos a esos cabrones.

Aunque en este caso, podrías ahorrarte la exposición técnica así:

HACKER 
Acabaremos con FUTURELINK. 
(Teclea compulsivamente). 
Ya está. Ahora controlamos a esos
cabrones.

Cuando la jerga técnica es importante para la historia conviene contar con un personaje que la desconozca. Este personaje representa al gran público. En este ejemplo, es el detective:

PSIQUIATRA
Su sospechoso padece el síndrome de
Capgras.

DETECTIVE
¿El síndrome de…?

PSIQUIATRA
Capgras. El paciente cree que su 
hermano fue reemplazado por un 
impostor. En este caso, cree que 
un robot del futuro reemplazó a 
a su hermano.

DETECTIVE
Eso explicaría la electrocución.  

«El síndrome de Capgras» es un concepto desconocido para el gran público, pero reconoce «impostor» y «robot de futuro» que son las palabras que atraen la atención.

Palabras que emocionan

Hemos hablado de preferir palabras comunes a palabras abstractas o técnicas. También es preferible escoger entre las palabras comunes aquellas que resuenen con mayor fuerza en los sentidos y la imaginación.

Sin duda la palabra que emociona es la palabra justa. Y por lo general solo hay una que no admite sustitutos.

Consideremos el siguiente texto:

cómo NO escribir diálogos

El diálogo de arriba tiene un exceso de palabras: necesita una poda y sustituir las palabras tibias (subrayadas en amarillo) por palabras fuertes (en verde):

escribir diálogos: la palabra justa

«Regresó de Afganistán» es una frase fuerte mientras que «volvió a España» es una frase tibia. Los matices cuentan:

  • Afganistán evoca peligro. Comunica al público dónde estuvo destinado Jorge. «Regresó de Afganistán» equivale escapó del peligro.
  • España evoca refugio. Es una palabra que elude el concepto de peligro y el infierno que sufrió el personaje.

«Francia y colisionador de hadrones» son informaciones innecesarias en este punto sobre Ana. Recordemos que cada bloque de diálogo debería centrarse en un tema, y aquí es: la guerra ha cambiado a Jorge.

«De 2010 a 2014» es una expresión fría propia de una clase de Historia o un relato en un tribunal. Cuatro años es una expresión coloquial y rotunda. Recordemos que, por lo general, las fechas son antidramáticas.

Recordemos: la palabra justa refleja con precisión lo que pretendemos expresar, pero eso no significa que deba ser una palabra técnica o científica.

«Ni a mi madre ni a mi» remarca cómo Alba y su madre vivieron la ausencia de hermano de Alba, pero es una expresión redundante junto a «no vino a vernos ni un día». La redundancia es enemiga de la palabra justa.

Ana sabe que la madre de Lola murió de cáncer luego no es necesario «muriendo de cáncer». Y en ningún caso, en «el hospital San Nicolás». Solemos decir el nombre el hospital directamente: «Estuvo ingresada en San Nicolás por una fractura», por ejemplo. De manera que el diálogo de Alba concluiría con una frase poderosa: «Volvió porque mi madre se estaba muriendo».

Conclusiones

Esmérate por conseguir la palabra justa. Aquella que exprese de manera concreta cómo es el personaje, pero ten cuidado con usar un vocabulario oscuro o abstracto.

El diálogo que resuena en los sentidos del público y que recordará es aquel que emplea palabras comunes.

Si tienes dudas sobre si una palabra es concreta, pregúntate: ¿La veo en la mente? ¿Puedo dibujarla? Entonces, úsala.

Si la palabra no es concreta: tradúcela para el gran público a través de un personaje que no la conoce.

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