Escribir una escena de catarsis supone llevar las emociones del personaje hasta un punto en el que se rompa, y después permite que acepte la realidad o a sí mismo.
Para que la catarsis del personaje afecte al público es necesario que este personaje sea conocido por el público. Si abrimos un guion con un personaje atormentado revelando su verdadera naturaleza a otro, no causará efecto en el público porque este no conoce al personaje. (Esto es una obviedad que en ocasiones se olvida porque se busca atrapar al público con la intriga).
La escena de la catarsis también necesita un desarrollo algo más largo que una escena dramática común. Solo así es posible conducir al personaje desde un momento de calma al infierno y de nuevo conducirlo a una nueva calma. Esto es importante recordarlo.
Un buen chiste funciona con una ilustración:

Lo dicho arriba no significa que la escritura dramática sea más difícil que la cómica. Simplemente, cada género debe tratar la información de distinta manera.
La viñeta de arriba tiene gracia porque su creador y el público comparten información sobre las tostadas, el pan integral y saben lo que es un imbécil. Una información básica es lo que nos hace reír con un tartazo o una caída ridícula a un lago.
La información en el drama
Para crear la progresión dramática el guionista necesita que el público ya conozca a los personajes y lo que hay en juego.
Por eso, si zapeando nos topamos con una telenovela —que no conocemos— donde un personaje llora y jura venganza, es probable que nada se remueva dentro de nosotros.
Para que el público conozca a los personajes el drama no estará al comienzo de la historia. Debemos llegar a la escena dramática igual que ponemos agua al fuego y esperamos a la ebullición. Necesitamos tiempo.
Un ejemplo de escena dramática que conduce las emociones del público lo encontramos en el capítulo 3×11 de Mad Men (La gitana y el vagabundo) que analizaremos a continuación.
La gitana y el vagabundo (Mad Men)
El episodio está escrito por Matthew Weiner, Marti Noxon y Cathryn Humphris, y nos enseña dos cosas:
1) Debemos escribir una escena dramática de principio a fin. Una escena dramática que comienza in medias res pierde fuerza.
2) Mantenernos en el escenario y el tono dramático. No conviene abandonar el escenario dramático a la manera de las telenovelas que interrumpen escenas dramáticas con escenas de otras tramas y otros tonos.
Una escena dramática debería funcionar como una sierra de dientes cortando una pieza de madera. Los primeros dientes arañan la cuestión, los dientes posteriores se adentran en el asunto y los últimos dientes parten a los personajes… Y al público.
La información previa a la escena
La gran escena dramática en La gitana y el vagabundo es el remate de una subtrama que comenzó capítulos atrás: Betty Draper descubrió una caja que Don guarda con celo en el despacho en casa. El contenido la perturbó tanto que se refugió con los padres y consultó con un abogado qué debería hacer.
En el capítulo de La gitana y el vagabundo, Don planea pasar el fin de semana con Suzanne, la maestra, creyendo que Betty está visitando a los padres. Antes de continuar con la escapada, Don para un momento en la casa.
«Enseguida vuelvo», dice Don.

La secuencia de Don Draper se confiesa
La secuencia dura más de 13 minutos y se desarrolla en cuatro habitaciones. Cada una de las habitaciones está enfocada en una cuestión:
- El vestíbulo: Betty propone a Don hablar y espera que este acepte.
- El despacho de Don: Betty desafía a Don: abre el cajón o lo abro yo.
- La cocina: Don confiesa su secreto.
- El dormitorio de matrimonio: La catarsis de Don.
Notemos cómo la secuencia comienza en un espacio familiar abierto (la entrada) y termina en un espacio familiar íntimo: el dormitorio de matrimonio.
El guion plantea en cada estancia una cuestión o tema que ahonda en el alma de Don Draper.
Estudiaremos el diálogo que mantienen Betty y Don y veremos cómo se estructura una escena dramática. Para centrarnos en la estructura, omitiremos los dos relatos que incluye la secuencia de escenas. (Los diálogos se han transcrito conforme al doblaje en español de España. Los [corchetes] y la letra en negrita sirven como guía a los comentarios de la escena).
La entrada: Invitación a una conversación
El vestíbulo es la primera estancia de una casa y tiene un poderoso significado emocional: es una invitación al hogar. Aquí Betty le da a Don la oportunidad de aceptar la invitación a hablar.
Don entra en la casa y Sally corre a abrazarlo. Don está estupefacto. ¿Cuándo regresaron su esposa y su hija?

DON
[1] Me he dejado el sombrero en el coche.
BETTY
Cógelo luego. Tengo que hablar contigo.
(A los niños.)
Id arriba.
HIJA DE DON
Queríamos saludar a papá.
BETTY
Arriba.
DON
[2] Has vuelto pronto. ¿Qué ha hecho William esta vez?
(Pone la mano en el hombro de Betty).
BETTY
Ahora no, Don.
DON
[3] ¿Por qué no has llamado a la oficina?
BETTY no responde.
DON
[4] He vuelto para dar de comer al perro y cambiarme de camisa.
Tengo una cena con un cliente en el centro.
BETTY
[5] Tengo que enseñarte algo.
BETTY entra en el despacho de DON.

Betty propone a Don mantener una conversación. Don intuye que será difícil y la elude cuatro veces:
- [1] Me he dejado el sombrero en el coche.
- [2] ¿Qué ha hecho William esta vez? Aquí Don pone la mano en el hombro de Betty para manipularla. ¿Quién no conoce el poder de una mano cálida en el brazo o en hombro? Betty lo sabe y desarma a su marido: «Ahora no, Don».
- [3] ¿Por qué no has llamado a la oficina?
- [4] Una cena con un cliente.
Betty no responde a ninguna de las cuestiones. Don encadena preguntas con la esperanza de aburrir a su esposa y comete contradicciones: ¿para qué querría recuperar el sombrero para dar de comer al perro?
[5] Betty no cree a Don. No quiere escuchar más mentiras y reconduce le situación: «Tengo que enseñarte algo».
Despacho: El desafío de Betty
Un despacho es una estancia para el trabajo, aunque forme parte de una casa. Por eso recuerda la competitividad y el desafío.

BETTY
[6] Abre el cajón.
DON
[7] Betts, es mi escritorio.
BETTY
[8] Abre el cajón o lo abro yo.
(Ante la indecisión de Don).
Bien.
DON
[9] Betty, es mi escritorio. Es privado.
[10] BETTY coloca las llaves del cajón encima del escritorio.
DON
¿Dónde la conseguiste?
BETTY
[11] Te la has dejado en el bolsillo del albornoz.
Pero podría haber llamado a un cerrajero
cuando hubiese querido. He respetado tu privacidad…
demasiado tiempo. Ábrelo.
DON
No.
DON coge la llave.
BETTY
[12] Ya sé lo que hay dentro.
DON se queda lívido. No estaba preparado para este golpe.
DON
[13] Puedo explicarlo.
[14] BETTY arranca la llave de la mano de DON, abre el cajón y saca la caja.
DON
[15] No necesitabas mirar entre mis cosas.
BETTY
[16] ¿Qué cosas Don? ¿Las fotos con los nombres de otras personas? ¿Ese eres tú? ¿Dick? ¿Es tu nombre?
DON
La gente cambia de nombre, Betts. Tú lo has hecho.
BETTY
Yo lo he hecho. Llevo tu nombre. Y también esa Anna, quienquiera que sea.
DON
[17] Puedo explicártelo.
BETTY
Lo sé. Sé que puedes. Eres muy, muy bueno contando historias.
DON
[18] Betts, yo… Necesito un trago.
DON sale del despacho. BETTY permanece en él; mira cómo sale su esposo.
En el vestíbulo, Don creía estar eludiendo a Betty abrumándola con preguntas. En el despacho Betty conduce la situación en todo momento a la manera de un interrogatorio policial:
- [6] Abre el cajón.
- [8] Abre el cajón o lo abro yo.
- [10] BETTY coloca las llaves del cajón encima del escritorio.
- [11] Podría haber llamado a un cerrajero.
- [12] Ya sé lo que hay dentro.
- [14] BETTY abre el cajón y saca la caja.
Betty da oportunidades a Don para que abra la caja. Significa que ella todavía lo ama. Pasa de una petición firme («abre el cajón») a la amenaza («o lo abro yo») y remata abriendo el cajón y sacando la misteriosa caja. Cada acción de Betty socava a Don.
Don no considera que Betty le de oportunidades para confesar. Se siente contra las cuerdas: incapaz de inventar nuevas excusas, intenta manipular a Betty con un diminutivo cariñoso:
- [7] Betts, es mi escritorio: espera que Betty se ablande y desista.
- [13] Betts, yo… Necesito un trago: pide un tiempo muerto.
Don también repite frases escuetas:
- Alude a la privacidad:
- [7] Betts, es mi escritorio.
- [9] mi escritorio.
- [11] mis cosas.
- Gana tiempo para ordenar los pensamientos:
- [13] Puedo explicarlo.
- [17] Puedo explicarlo.
Las evasivas encadenadas de Don provocan que la paciente Betty estalle:
[16] ¿Qué cosas Don? ¿Las fotos con los nombres de otras personas? ¿Ese eres tú? ¿Dick? ¿Es tu nombre?
La pausa que propone Don le permite respirar y mantiene la tensión del público.
Cocina: La identidad de Don
Una cocina invita a la conversación, los acuerdos y las confesiones.

[19] Don se acerca al fregadero. Bebe agua con la mano y se refresca la cara. Betty entra poco después con la caja de madera de Don.
BETTY
[20] ¿Estás pensando qué decir o sólo miras la puerta?
DON
[21] No voy a ninguna parte.
[22] Don intenta sacar un cigarrillo, pero se le cae. Lo recoge del suelo. En los ojos de Betty se adivina la sorpresa: Don ha perdido la seguridad y elegancia con la que encendía los cigarrillos. Nunca había estado Don tan torpe. Se dispone a coger una botella de whisky.
BETTY
[23] Ya te sirvo yo. Siéntate.
Don se sienta. Enciende un cigarrillo. Betty coge una botella de whisky y un vaso, y los coloca en la mesa; se sienta frente a Don.
BETTY
[24] Le has comprado una casa.
DON
¿Por dónde quieres que empiece?
BETTY
[25] ¿Cómo te llamas?
DON
[26] Donald Draper. Pero antes fui Dick Whitman.
(RELATO SOBRE LA ESPOSA DEL VERDADERO DON DRAPER).
Betty teme otra maniobra evasiva de Don. Por eso, sus primeras palabras son duras al entrar en la cocina:
[20] ¿Estás pensando qué decir o solo miras la puerta?
Don responde que no va a ninguna parte. Así deja claro que está preparado para contar la verdad, lo que no impide que se muestre nervioso y torpe [22] para desconcierto de Betty. Aquí hay un acto sencillo y demoledor para la imagen de Don a los ojos del público: se inclina para recoger un cigarrillo caído al suelo. La toma de la cámara no lo favorece.

El hundimiento de Don no hubiera sido posible si la escena hubiera comenzado así:
INT. CASA DE LOS DRAPER -NOCHE
Don entra.
Betty se acerca con furia en los ojos.
BETTY
¡Anna es tu otra esposa?
DON
¿Qué?
BETTY
¡Te llamas Dick? No mientas que he visto la caja.
Un comienzo explosivo como el tachado arriba es propio de una telenovela. Quizá hubiera conducido a una escena con un recorrido corto llena de gritos y portazos. Pero los guionistas de Mad Men escogieron cocer a fuego lento a Don a través de una Betty dolida pero calculadora. Por eso, ella no se muestra cruel viendo cómo Don es incapaz de encenderse un cigarrillo.
Betty se compadece de su esposo y le acerca una botella de whisky y un vaso [23]. Después, ella hace preguntas directas:
- [24] (Por qué) le has comprado una casa (a Anna).
- [25] ¿Cómo te llamas?
Betty planteo los temas en el despacho, pero los guionistas no temen repetir las cuestiones. Es natural que Betty quiera respuestas. Esto enseña a que no debemos olvidar el objetivo del personaje: quiere algo aquí y ahora.

Don confiesa que en el pasado se llamaba Dick Whitman y cuenta cómo se convirtió en Don Draper, se hizo cargo de la esposa del verdadero Don y se divorció de ella.
La confesión es el PRIMER RELATO de la secuencia de escenas. Cuando Don termina de hablar, Betty le reprocha no haberlo sabido antes. Don se justifica:
DON
[27] No tenía elección… Y no sé cuál es la diferencia. Esta es nuestra casa y estos son nuestros hijos.
BETTY
[28] Hay una gran diferencia me has mentido cada día. No puedo fiarme de ti. ¡No sé quién eres!
DON
Sí lo sabes.
El bebé de Betty llora.
BETTY
[29] No hemos terminado.
Betty se marcha para atender al bebé.
Don apela al presente [27] para aplacar la ir y decepción de Betty: «Esta es nuestra casa y estos son nuestros hijos».
El llanto del bebé interrumpe la escena. Betty sale de la cocina no si antes dejar claro que no han terminado de hablar [29]. El requerimiento de Betty anuncia al público que la secuencia no ha terminado.
Seguimos a Don hasta el dormitorio. Esto es importante: no abandonamos al personaje más frágil en la escena: estamos en sus zapatos. Weiner no muestra a Betty con el bebé para no romper el drama.
Esta pausa nos recuerda que Suzanne, la maestra, está en el coche. ¿Llamará a la puerta?
Dormitorio: La catarsis de Don
Un dormitorio es para dormir y para las lágrimas.

En el dormitorio finaliza la secuencia dramática.
DON
Betts, estoy aquí.
BETTY entra en la habitación.
DON
[30] ¿Cómo está?
BETTY
Se había destapado.
DON
[31] Siéntate aquí conmigo…
(RELATO SOBRE LA INFANCIA DE DICK --LA VERDADERA IDENTIDAD DE DON--).
Don pregunta por el bebé [30] aunque no sabemos si por amor de padre o para demostrar a Betty que está atento a la familia. Sea o que sea, la referencia a la vida familiar no rompe el tono dramático de la secuencia. Después, Don toma la iniciativa [31]: «Siéntate aquí conmigo».

Don muestra fotos de su infancia como Dick y recuerda a sus padres, a su padrastro y su hermanastro. Estos recuerdos componen el SEGUNDO RELATO dentro de la secuencia. Entre un relato y otro apenas hay espacio, pero la secuencia no acusa falta de ritmo ni tono. El truco del ritmo está en situar cada relato en una estancia distinta), pero falta la confesión más dura de Don:
BETTY
El niño que sale en las otras fotos… Es tu hermano.
DON
[32] Hermanastro. Está muerto. Se suicidó. Vino a verme porque necesitaba ayuda. Y yo se la negué. No quería que le ayudase. Quería simplemente ser parte de mi vida. Y no podía arriesgarme a perder todo esto. Se ahorcó.
Don llora. Betty pone su mano en el hombro de él.
BETTY
[33] Lo siento. De verdad.
Don no soporta haber negado ayuda a su hermanastro y que este acabara suicidándose. Don intenta justificar su egoísmo [32]: «No podía arriesgarme a perder todo esto», pero no consigue la redención para sí mismo. La prueba es que recuerda el resultado: «Se ahorcó».
Betty pone la mano en el hombro de Don y dice sentirlo… «de verdad». Quizá el matrimonio de Betty y Don murió hace tiempo, pero ella quiere dejar claro a Don que su compasión es verdadera.
Para llegar a lo más hondo de Don han sido necesaria una secuencia con cuatro escenas que incluyen dos relatos. Hay demasiada información que no podría haberse dado de manera precipitada. El público necesita asimilar todo lo que se ha dicho.

¿Y qué ocurre con Suzanne, de la maestra? ¿Por qué no llama a la puerta? Weiner sabe que su presencia en la casa hubiera roto el drama íntimo. La solución es sencilla: la maestra ve las luces de la casa, coge sus cosas, sale del coche y se marcha.

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